30 de octubre de 2014

Tocata y fuga de Vicente Valero



El pasado 25 de agosto dejó Vicente Valero la alcaldía de Churriana de la Vega. Este hecho fue saludado por la oposición, y la mayoría de los vecinos que no le dieron su respaldo en las urnas, como una oportunidad para que entrase aire fresco en una institución hermética y poco transparente durante sus 27 años de mandato. Como recogieron los medios de comunicación en su momento, Valero se ha ido porque “Ahora es el momento”, para “dar paso” a las nuevas generaciones y “defender los intereses de Churriana y Granada en el parlamento andaluz”.

No cabe duda de que, como en la inmensa mayoría de los pueblos de España, Churriana se ha modernizado mientras él ha gobernado (casi tres décadas), al igual que se ha modernizado el parque móvil, la telefonía, la televisión, la red de autovías o los informatizados hogares españoles. Valero se ha ido presumiendo de polideportivo, teatro, casa de la cultura, piscina o parques, nada que no tenga cualquier municipio del entorno pero que él presenta como logros únicos, originales y personales. A nada que nos demos una vuelta por Armilla, Cúllar Vega, Purchil, Gabias o Alhendín, podremos observar que cuentan con equipamientos similares y, además, ofrecen un aspecto algo más saludable en lo que a limpieza de calles, acerados, jardines o vallados de solares se refiere. Es una muestra de que Vicente ha cuidado mucho lo faraónico, descuidando los detalles cotidianos que afectan a todo el pueblo.

Pero vayamos a lo de su renuncia.

No es casual que, un mes después de su renuncia, el Tribunal Constitucional avalara la previamente anunciada incompatibilidad de cargos de alcaldes y diputados en contra de la postura defendida con uñas y dientes por el PP, cuestión más de sentido común que de justicia. Desde que Vicente sustituyó a Ayllón en el Parlamento Andaluz, allá por 2011, el Ayuntamiento de Churriana quedó desatendido en manos de un sucesor obligado a dar largas a vecinos y concejales de la oposición hasta consultar con el alcalde ausente antes de tomar cualquier decisión. No es temerario pensar que el fallo del TC haya tenido que ver con su decisión de dejar la alcaldía, pues siempre es preferible jubilarse cotizando como diputado que como simple alcalde y, además, el salario y sus complementos son más apetecibles.

Tampoco parece casual que un mes antes el juzgado Contencioso Administrativo número 5 de Granada lo condenase a facilitar a la oposición la información que, durante 27 años, ha negado de forma sistemática. Entre la información que tradicionalmente no ha entregado, destaca la referente a las cuentas del Ayuntamiento, a contratos de trabajo y a contratos de servicios y suministros. Alguien podría pensar que este ejercicio de opacidad obedece a un intento de entorpecer la función fiscalizadora de la oposición para, por ejemplo, evitar que las cuentas puedan mostrar algún rastro relacionado con el patrimonio inmobiliario acumulado por alguien que sólo ha trabajado en política. O que alguna empresa contratada por el Ayuntamiento tenga una relación algo más que mercantil con el contratante, los miembros de sus equipos de gobierno o el Partido Popular. La manifiesta falta de transparencia mostrada por el exalcalde abre la puerta a todo tipo de suspicacias y sospechas, incluida la prebenda del aforamiento que no cubre a alcaldes.

El pasado 4 de octubre tomó posesión como alcalde Antonio Narváez, adiestrado políticamente por Vicente Valero. Nada que objetar a una transición que entra dentro de los parámetros democráticos recogidos por la legislación vigente. Hace dos días, el nuevo alcalde se ha estrenado tratando de justificar irregularidades contables en la empresa GESMUVIANA, de titularidad municipal y relacionada con el ladrillo, que arrancan prácticamente en el momento de su constitución allá por el año 1997. Mal estreno para un alcalde que esperemos no tenga que recurrir al tópico de la herencia recibida, en este caso de su mentor, compañero y amigo.

Sin ánimo inquisitorial, tras las próximas elecciones, el nuevo alcalde que resulte de las urnas debería proponer como primera tarea una auditoría del Ayuntamiento para saber qué ha pasado durante los últimos 27 años con la caja del dinero público. Si el resultado es positivo, que no hay por que dudar de que lo sea, Churriana seguirá adelante en una nueva etapa de transparencia y servicio público al pueblo por parte de sus regidores. Si fuese negativo, Churriana puede entrar en el huracán de corrupción que azota a este país desde que el PP y el PSOE profesionalizaron la política, más o menos desde que Vicente se estrenó en las filas de Alianza Popular.

Pepe Morales
Asamblea de Izquierda Unida de Churriana